Entrevista Internacional del Periódico Subterránea
María Alejandra Pérez
Perspectivas antropológicas de las prácticas espeleológicas en América Latina.
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La interpretación cultural de la actividad espeleológica ocupa la
investigación de la Doctora en antropología María Alejandra Pérez. Interesada
en el estudio de la práctica científica, nuestras inmersiones en el karso y todo
lo conexo a la práctica humana fuera de la cueva la lleva a enunciar a la espeleología
como una disciplina capaz de una ciencia inclusiva. Es profesora a tiempo
completo del Programa de Geografía del Departamento de Geología y Geografía en
la Universidad de West Virginia (EE.UU) y proclama ser amante del deporte y la
actividad física. Esta antropóloga cultural venezolana, recorre la caverna y el
salón para brindar un vistazo crítico que al ojo de quien practica la
espeleología podría ser introspectivo.
Pérez en la Cueva del Guácharo, oriente de Venezuela, 2008, foto de Alan Warild.
María Alejandra presenta una mirada etnográfica para acercase al mundo
subterráneo. Sus estudios antropológicos culturales la han llevado a su natal
Venezuela y a otros países latinoamericanos profundizando acerca de nuestras
actividades cotidianas en la espeleología. El codo a codo con lxs espeleólogxs
en el ambiente cavernario allana la extensión académica para mostrar en sus
investigaciones nociones de identidad, amistad y valorización de espacios
físicos.
En febrero de 2020 fue galardonada por la Sociedad Espeleológica de Cuba
por su aportación a la construcción de relaciones entre espeleólogxs de Estados
Unidos y espeleólogxs cubanxs en una labor auspiciada por la National Science
Foundation. Junto al espeleólogo John Wilson participa del proyecto Caver
Villages: Community, Sense of Place, and Conservation of the Underground. Es
miembro de la National Speleological Society donde ha sido auspiciada en sus investigaciones mediante la distinción de Fellow
of the Society en el año 2019. Además, entre el 2013 y el 2020 perteneció a
la junta directiva del Cave Conservancy of the Virginians organización sin
fines de lucro dedicada a la conservación y educación sobre los recursos
kársticos de Virginia y West Virginia.
En agosto de 2019 visita Puerto Rico para participar del segundo simposio
de espeleología de la Federación Espeleológica de Puerto Rico y expandir
horizontes cavernarios. Durante el verano de 2020, Subterránea tuvo la
oportunidad de conversar con la Dra. María Alejandra Pérez sobre lo que nos
apasiona, la espeleología.
SUBTERRÁNEA: María, cuéntanos un poco de ti y cómo llegas a las cuevas y a
la espeleología.
María Alejandra Pérez: Yo era aun una niña cuando
vivía en Venezuela. Mi padre fue espeleólogo de la Sociedad Venezolana de
Espeleología (S.V.E.) y estuvo muy involucrado en la espeleología desde jovencito.
Mi padrino fue uno de los primeros fundadores del grupo espeleológico de
Venezuela bajo la Sección de Espeleología de la Sociedad Venezolana de Ciencias
Naturales y por eso es mi padrino, por medio de la espeleología venezolana.
Mi papá salía a hacer espeleología con el grupo de la S.V.E. y llegaba a hacer
cartografías en la mesa del comedor y a veces lo veía trabajar. El olor de su
equipo de espeleo’, ese olor divino al barro, al carburo es una cosa que asocio
con mi niñez. Y claro, papá nos
llevaba a algunas cuevas en los alrededores de Caracas y esas experiencias fueron
absolutamente mágicas. Pero nunca practiqué espeleología con mi papá. Nunca
entendí lo que hacía hasta mucho más tarde.
Pérez pequeña, con su prima y mamá, Cueva Alfredo Jahn, este de Caracas, circa 1980, foto de Wilmer Pérez.
En el 1991 mi familia emigra a EE.UU y eventualmente muchos años después
empiezo un Doctorado en antropología cultural en la Universidad de Michigan. Originalmente
el proyecto iba a ser acerca del impacto de la caída de la Unión Soviética en
la ciencia rusa. Pero en el 2002 hubo una expedición organizada por la S.V.E. a la
zona nororiental de Venezuela cerca de la Cueva de Guácharo, llamada Mata de
Mango una zona de karso muy bella.
Mi papá decide participar en esa expedición aún estando viviendo en EE.UU. Mi
mamá iba a ir con él, pero a última no puede ir y mi papá me dice: ¿tú
quieres venir conmigo? ¡Y como cuando mi papá me dice tú quieres venir
conmigo, yo siempre le digo sí! Esa fue la primera vez que participé en una
expedición espeleológica y me cambió la vida. ¡Qué están haciendo! Y cómo
levantan el plano, la interacción con los campesinos en el monte y las
comunidades rurales. O sea, todo me vino y así que esto es lo que voy a
estudiar.
SUBTERRÁNEA: ¿Cómo le puedes explicar a un espeleólogo qué realizas como
antropóloga cultural en la espeleología?
María Alejandra Pérez: Como seres humanos somos
seres culturales. Nosotros hacemos vida, soñamos, morimos dentro de un contexto
cultural. Toda actividad ocurre culturalmente. Esas actividades tienen
elementos sociales que generan discursos y simbologías que tienen significado
para nosotras las personas. Eso es parte de toda actividad humana y la espeleología
es parte de eso. Mi interés es entender la espeleología desde una perspectiva
cultural. Tratar de comprender los discursos y la simbología que emana de esa
práctica para alcanzar la motivación de las personas en hacer lo que hacen y
cómo lo hacemos.
Un elemento importante del enfoque cultural es poner atención a lo
material. Y una cosa muy rica, ¡imagínate las cuevas! Si hay algún espacio que
define lo que es la humanidad, es el espacio cavernario. Parte de lo que hago
como antropóloga es tratar de entender la práctica espeleológica dentro de un
marco amplio histórico y cultural de la relación humano espacio cavernario. Es interesante
porque cuando la gente toca el tema de la antropología y las cuevas piensa que
es arqueología. La tradición antropológica en EE.UU. incluye cuatro disciplinas
y la arqueología y la antropología cultural son dos. Aunque por supuesto, me es muy interesante la
arqueología, veo la espeleología desde una perspectiva de la antropología
cultural.
La espeleología tiene mucho que aportar a la perspectiva de la antropología
que se enfoca en las culturas vivientes. Yo digo que la cueva no solamente es
geología. La espeleología es más. Es bioespeleología, arqueología, folklore,
deporte, es la flora, ¡es todo! Para mi tiene un eco muy bonito como la
antropología tiene la capacidad de valorar la espeleo en todos sus matices. Al
igual que la espeleología tiene la capacidad de valorar una perspectiva
antropológica en todos sus matices.
Tampoco quiero ser muy romántica aquí. La visión espeleológica también
excluye y eso ocurre también en la antropología. Ambos nacen de una perspectiva
muy occidental de entender el mundo.
Espeleólogos venezolanos estudiando el mapa de la Sociedad Venezolana de
Espeleología del Cueva Sistema Roraima Sur, dentro de dicho sistema,
2012, foto tomada por M. Pérez
SUBTERRÁNEA: ¿A qué te refieres cuando adviertes que ambas parten de una
perspectiva occidental del mundo?
María Alejandra Pérez: Por ejemplo la visión de la topografía.
La ´topo’ tiene un lenguaje cartográfico que es muy eurocéntrico. Tiene sus
cosas buenas y sus cosas malas. Se puede hacer bien y se puede hacer mal, pero
es un lenguaje particular. Cuando una persona se mete en una cueva en Puerto
Rico y tiene conexión con una historia ancestral indígena, la voz y la
ontología de un indígena no es reflejado en el mapa, en la topografía de un
espeleólogo.
Hay límites en la capacidad abarcadora. La espeleología tiene la capacidad
de ser más abierta, más creativa para afirmar su capacidad de una política expansiva
y más justa. Cómo hacemos una topo’ que refleje no sólo una ontología o una
epistemología occidental, sino que también refleje otras perspectivas y
visiones de lo que es el subterráneo. No solamente para una visión
espeleológica sino también para una visión de una comunidad indígena, una comunidad
campesina que tiene otra visión, otra conexión con el espacio cavernario. Eso
es una idea, cómo podemos hacer otra espeleología.
SUBTERRÁNEA: Señalas la posibilidad de una espeleología más amplia y que las
cuevas no se reducen únicamente a la geología al momento de estudiarse. ¿Cómo
desarrollas eso cuando te enfocas en la espeleología? Háblanos un poco de las geographies
of speleology, de las geografías de espeleología.
María Alejandra Pérez: El término geographies of speleology es de la geógrafa humana inglesa, Sarah Cant. Ella publicó un artículo en el 2006 elaborando
el tema del espacio, del sitio. En geografía y en antropología hay una
distinción entre el espacio cartesiano que ubicamos dentro de ciertas
coordenadas y el sitio o el lugar. Ella desarrolla ese término
para hablar de los distintos sitios que son parte de ese mundo espeleológico. Y
si hay alguna práctica humana donde el tema del espacio y del sitio son de
enorme importancia, es la práctica espeleológica. De ahí el término geography,
geografía.
Una cosa bien linda de ella, y que sigo en mi trabajo, es que no solamente
es la cueva. Obviamente la cueva es el foco, pero hay mucha actividad social
que emana, que empieza en la cueva y que se extiende e incluye otros espacios.
Pérez en la Cueva Santa Catalina, Matanzas, Cuba, 2014, foto de Jim Patera.
Esos espacios los conocemos todos. La mesa del comedor donde mi papá hacía
los planos es parte de la geografía de la espeleología. El lugar de las casas
de los espeleólogos donde guardan el equipo, lugares de reunión, el rocódromo,
las comarcas donde se guardan los mapas, áreas de campamento fuera de las
cuevas, entre muchos lugares más. Esos espacios son múltiples y a veces la
experiencia que tenemos en ellos varía subjetivamente entre persona y persona.
SUBTERRÁNEA: Comentas que sales de la cueva y te enfocas en otras prácticas
espeleológicas, en nuevos espacios y lugares. ¿A qué te refieres cuando dices
que la espeleología es una práctica?
María Alejandra Pérez: Hay una crítica fuerte
ante la conceptualización de la cultura como una cosa de letras mayúsculas. La
cultura es la gente haciendo cosas. Es enfocarnos más en el día a día de la
gente común. No hay que ser un gran maestro para que representes la cultura.
Tú, yo, Oscar, todos somos copartícipes de actividades culturales todo el
tiempo, todos los días. Porque sea día a día, no significa que no sea
importante. Ese enfoque llama mi atención hacia la práctica espeleológica. ¿Qué
hacen los espeleólogos?
Ejemplos de prácticas del día a día en la espeleología son comprar la
comida para la expedición, quién cargará el equipo vertical, cual será el
transporte o ¿nos darán permiso para entrar a la cueva hoy? Pero también es
práctica espeleológica el tomar cervezas, ver las fotos, publicar datos y mucho
más. Por eso es que uno tiene que hacer etnografía. La parte etnográfica es
juntarte con los espeleólogos y aprenderlo. Qué ellos hacen para tratar de
entender lo que hacen, desde una perspectiva más personal. Esa dimensión
etnográfica es lo que contribuyo con mi trabajo.
En mi primer artículo me metí en la cueva y aprendí a hacer el plano, mal,
pero aprendí a hacerlo. Entonces vislumbro dimensiones de por ej. cómo el mapa es un documento viviente. Una
cita bellísima de un espeleólogo venezolano es que el mapa es un punto de
encuentro. Eso yo lo viví. Lo he aprendiendo del espeleólogo en la cueva, en
el espacio del campamento, caminando y explorando el karso.
Eso es lo que estoy tratando de hacer en mi trabajo. Resaltar una dimensión
que no es accesible si no tienes esa sensibilidad etnográfica ante la práctica
de lo que la gente hace en el campo y más allá del campo.
Pérez con compañeros de la National Speleological Society, estudiantes
de West Virginia University y Grupos Origen y Caverna de la Sociedad
Espeleológica de Cuba, en camino al karso de la cordillera del
Guaniguanico, occidente de Cuba, 2018, foto de Ryan Maurer.
SUBTERRÁNEA: En tus experiencias en las cuevas y en los lugares que
constituyen parte de la espeleología, ¿cómo has visto la relación entre la
espeleología como ciencia y la visión deportiva de la práctica espeleológica?
María Alejandra Pérez: Para mi es triste cuando
veo tanto énfasis en lo científico y disminuye la parte deportiva. Con tal que
se haga de alguna forma de conservación, la parte deportiva me parece que es de
gran disfrute y también puede conllevar a deslumbrar otras dimensiones en la
espeleología que tal vez no estaban presentes antes.
El levantar el plano es la parte fundamental de la capacidad de hacer
ciencia espeleológica. Si uno no sabe cuáles son sus dimensiones y cuál es su
relación espacial dentro del karso uno no puede hacer ciencia. Pero si no te
metes en la cueva tú y no sabes dónde está la cueva, no puedes hacer ciencia.
Eso muchas personas lo han comentado, la tensión entre ciencia y deporte en la
espeleología.
La espeleología tiene que entenderse como el matrimonio del elemento
deportivo con el científico (e inclusive lo humanístico también). Yo no puedo
hablar de un sistema cavernario de un karso sin el explorador trabajando en
equipo. Un buen plano sólo resulta si tienes personas que se meten en la cueva
y que la exploran hasta el final o hasta donde puedan llegar. La parte
deportiva es crítica desde la perspectiva de exploración como exponen el
espeleólogo francés Claude Chabert y el estadounidense Richard Watson, entre
muchos otros.
Por ej. mi papá era del perfil deportivo. Le encantaba la parte deportiva,
pero también levanta planos. Para él, la parte deportiva tiene un objetivo
científico. En esa perspectiva el deporte tiene un fin científico.
Sí hay tensiones. Hay gente que le gusta meterse en una cueva porque
disfruta de las cuerdas, de la exploración sin el objetivo científico. No están
levantando un plano, porque el plano ya está levantado. Eso causa tensión
porque para algunos te estás metiendo a una cueva y hay gente que no tiene
tiempo para eso. Eso fue una situación que la vivieron los venezolanos. El
tiempo y los recursos para levantar topografía están asignados para explorar
una cueva y no tienes tiempo para hacer deporte o para disfrutar. Es un tema
amplio y complejo.
Pérez con compañeros de la National Speleological Society, estudiantes
de West Virginia University y Grupos Origen y Caverna de la Sociedad
Espeleológica de Cuba, en camino al karso de la cordillera del
Guaniguanico, occidente de Cuba, 2018, foto de Ryan Maurer.
SUBTERRÁNEA: ¿Hay espacio en los grupos espeleológicos para más puntos de
encuentro entre el perfil científico y el espeleólogx de a pie?
María Alejandra Pérez: Quisiera yo que los
grupos espeleológicos no fueran tan rígidos. Creo que la espeleo pierde con una
rigidez que no es abarcadora de la multidimensionalidad de ella misma. Vamos a
ser sinceros, inclusive para los más científicos, ¡no hay nada más rico que
llenarse de fango! O sea, es que uno disfruta la parte corporal. En la parte
colectiva hay mucho disfrute.
En una entrevista en Cuba un espeleólogo me llego a decir: María, ¿tú
sabes qué hemos perdido al meternos en la ciencia y desarrollar nuestros textos
científicos? Hemos perdido la capacidad de transmitir la parte emotiva y
aventurera de la espeleo y al hacer eso perdemos la capacidad de motivar una
nueva generación de jóvenes a que quieran las cuevas y las cuiden como las
queremos y las cuidamos nosotros. Yo sé que la aventura es un tema
complicado. Es un tema de género, de temas políticos, temas coloniales, pero de
nuevo no se puede perder todo. No podemos negar el disfrute de entrar en una
cueva, de explorar con nuestros compañeros.
Los grupos que logran abarcar todas esas dimensiones son más ricos porque
le brindan tributo a lo que es la multidimensionalidad del karso y a la
multidimensionalidad de lo que es la experiencia humana en el planeta Tierra. La
experiencia humana en la vida también incluye aventura, e incluye ciencia y
conocimiento. Y de allí tenemos mayor posibilidad de engendrar una actitud de
conservación, valorización de esos espacios cavernarios e incluso perspectivas
diversas.
Pero que también se sigan metiendo en las cuevas y disfrutando. Son
divertidas, retadoras y hay que respetarlas (inclusive como espacios compartidos
con otros seres y sus ecologías). También uno disfruta esa parte de moverse.
Que lo hagamos en el colectivo, que nos enfrentemos a los riesgos
colectivamente y que eso no se pierda.
Practicando
técnicas de cuerdas en el puente de Sagua, occidente de Cuba, 2018, foto de
Ryan Maurer
SUBTERRÁNEA: ¿Cómo ves el tema de la regeneración de los grupos y que otras
perspectivas humanas interactúen con el espacio cueva?
María Alejandra Pérez: Voy a empezar por lo
obvio y luego lo complico.
De repente vas a una escuela y a cada estudiante le llama la atención algo
diferente de la cueva. Algunos el tema de murciélagos o las pictografías. A
otros los cuentos de muertos, o la parte folclórica y a otros lo que le gusta
es sudar porque le encanta el deporte. Al uno presentar la espeleología en todas
sus dimensiones aumentas la posibilidad de capturar el interés de más gente.
Pero entiendo que hay un gran desafío porque el espacio cavernario es delicado y
tenemos que protegerlo.
Con el reto del Año Internacional de las Cuevas y el Karso en el 2021, queremos
promover las cuevas y el karso. Pero lo que no queremos hacer es que una
cantidad de personas que no estén educadas acerca de ese espacio se metan en
las cuevas, rompan las formaciones, rayen las paredes y peor terminen muertos.
Entiendo que hay un gran reto en la espeleología que ha contribuido a un
encerramiento, a una mirada hacia adentro de lo que es la práctica
espeleológica porque son espacios que tenemos que proteger. ¿Cómo resuelves la
tensión? Al mismo tiempo tenemos que proteger el karso porque la gente no sabe
la importancia que tiene una cueva para una comunidad por las aguas, por
ejemplo. ¿Cómo las proteges? No hay respuesta. Tensión que viven los grupos
dentro de su contexto.
Conferencia
en la Universidad Internacional de Florida (F.I.U.) 2020.
SUBTERRÁNEA: Afirmas una capacidad abarcadora de la espeleología y como hay
espacio para la ciencia, el deporte y muchos otros aspectos de su puesta en
práctica. ¿Cómo es posible intentar esa amplitud en la espeleología? Alguna
experiencia a compartir en esa idea.
María Alejandra Pérez: Una cosa que la espeleología
tiene que es bonita, es que incluye una visión interdisciplinaria que se ha
perdido en la academia. Generalmente, en la academia son visiones muy
especializadas. En la espeleología se desarrolla la ciencia e inclusive los
estudios humanísticos más allá de esas instituciones académicas que son más
rígidas en términos de quién entra en ellas. La espeleología es más accesible,
relativamente, porque no necesitas un Doctorado para meterte en una cueva. Pero
probablemente, sí necesitas estudios doctorales para meterte en un laboratorio
nuclear. Lo que es importante de la espeleología como actividad, es que se
lleva a cabo en el campo y requiere trabajo de grupo.
Lo que trato de hacer con una de las miradas a la espeleología en Cuba es
ampliar lo que nosotros entendemos por ciencia y los espacios donde la ciencia
se lleva a cabo. Hay toda un área de la ciencia cubana que va mucho más allá de
los espacios académicos formales y allí están por ej. los espeleólogos. Digo
que tal vez son entre las personas que mejor conocen el territorio cubano que
cualquier otra persona. Y lo conocen en la arqueología, el folklore, la
geología, la bioespeleología, en todo. Es gente que no tiene Doctorados, no dan
clase en la Universidad de la Habana, pero van al campo y estudian el campo.
Uno de los biólogos más espectaculares que conozco es un muchacho que ni
siquiera ha terminado el pre grado en biología, pero es que va al campo y
estudia la biología en las cuevas.
Ahorita en el Congreso que estuve del 80 aniversario de la Sociedad
Espeleológica Cubana, había un joven que hizo una presentación acerca del
material arqueológico de comunidades afrocubanas en la zona de Guantánamo. ¡Un
espeleólogo! Ese chamo tiene un
compromiso de conocer su país en todas sus dimensiones. Él y sus compañeros ve
totalmente natural el incluir en una narrativa espeleológica el tema de la
historia de la esclavitud de Cuba. Eso no lo vas a ver en un congreso de
bioquímica. El espeleólogo tiene una apertura tan grande. Ese joven no tiene Doctorado,
pero tiene una curiosidad. El espacio institucional de la espeleología por lo
menos en Cuba, le da la apertura para que explore estas dimensiones y las
presente en un congreso. También reciben críticas, pero está bien y aprenden.
Eso me motiva mucho y me inspira. Ojalá que más espeleólogos tuvieran esa
sensibilidad, esa apertura a entender el mundo y nuestra relación con él en esa
forma.
SUBTERRÁNEA: Dada tu participación activa en el campo y fuera de las cuevas
para conocer las prácticas que desarrollan lxs espeleólogxs, podrías crear
amistades e igualmente constituir tú un objeto de estudio.
II Simposio
Espeleológico de la F.E.P.U.R celebrado
en Puerto Rico en agosto del 2019.
María Alejandra Pérez: En el caso de Venezuela
es bien complicado porque tengo vínculos de familia y de amistad. Eso creó un
compromiso y una complicación muy grande en mi trabajo porque en cierta forma
también critico a la espeleología. Por medio de mi trabajo ciertamente
establezco relaciones con gente porque las entrevisto, las escucho y valoro sus
historias. Pero también le doy una vuelta interpretativa. Produzco lazos de
amistad, pero también trato de resaltar una cantidad de dimensiones de la
práctica humana que trascienden la experiencia de la historia espeleológica.
Sí creo amistades. Mis amigos más cercanos entre las personas que más amo
en el mundo, son personas ligadas a la espeleología como mi padrino, mi papá. Los
espeleólogos son las personas que me recuerdan el amor y el disfrute de ir al
campo a meterte en una cueva. ¡Me han enseñado tanto! También genero críticas y
no siempre son bien recibidas. También
tengo el reto de mejorar mi trabajo.
SUBTERRÁNEA: ¿Ha habido reacciones a tus investigaciones?
María Alejandra Pérez: Hay elementos que
critico en mi trabajo. Critico el discurso euro-centrista. Critico la parte de
género que también es excluyente. Hubo una época donde la SVE no permitía
mujeres. Hay una cantidad de situaciones que también resalto que pueden ser
vistas como críticas.
He aprendiendo con mi trabajo y he cometido errores. Yo represento a gente
en mi labor. Representar a otro en un trabajo publicado es una enorme responsabilidad.
Lo que trato hacer es darle amplitud a una variedad de perspectivas o
experiencias que van más allá de las personas más importantes o los llamados
"duros." También me llama la atención, por ej. el trabajo de la
persona que nadie conoce. La persona que organiza el equipo, quien maneja el camión,
quien es el bibliotecario. Quiero saber esas historias porque mi entrenamiento
viene de valorar la práctica de todos en la espeleología. No solamente del que
más reluce, del que más cuerda baja o del que más metros explora. Y ni hablemos
de las madres que se quedan con los hijos mientras los padres exploran. Todo eso
es parte de la espeleología también.
SUBTERRÁNEA: Recibiste una mención destacada durante el último Congreso de Espeleología
Cubano celebrado en febrero de 2020.
Medalla
50 Aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba en su categoría
Dorada, por su apoyo y colaboración al desarrollo de la espeleología y
la carsología en Cuba. Foto cortesía de Divaldo Gutiérrez Calvache Presidente de la Sociedad Espeleológica Cubana.
María Alejandra Pérez: Me hicieron un bonito
reconocimiento en el 80 aniversario de la Sociedad Espeleológica Cubana. Me
dieron una medalla y no me habían dicho nada. No sabía y me dio mucha emoción. Honestamente
creo que hay decenas de personas que lo merecen más que yo. Mi trabajo aun es
muy joven, estoy empezando todavía. Aunque llevo ya diez años, para mi eso es
muy poquito. Ellos reconocieron que por medio de las investigaciones estoy
logrando resaltar el trabajo espeleológico, no sólo en Cuba sino de América
Latina y eso para mi es significativo. Algo importante es que en Cuba me falta mucho por entender. Lo quiero decir con humildad
del contexto cubano y cualquier país.
SUBTERRÁNEA: María agradecemos que hayas incluido esta conversación en tu
agenda. Hemos conocido otras dimensiones de lo que comprende la espeleología
según la antropología cultural. ¿Algo más que desees comentar?
María Alejandra Pérez: Para mi la espeleo no es una práctica perfecta, pero es lo que más que se
acerca a un entendimiento pleno e íntimo de lo que es vivir en un planeta
tierra y lo digo con todo mi corazón. Uno trata de seguir hacia adelante como
los planos de la cueva. Los planos de cuevas en ocasiones se publican sabiendo
que no están terminados. Dejamos incógnitas por todos lados y a veces se
corrigen. Diez años más tarde llega otro grupo con otras técnicas y encuentran
otro nivel. Revisan el mapa publicado y deciden corregirlo, igual que con el
trabajo académico. Eso es parte de la dinámica de la publicación. Espero que
más adelante ustedes y amigos digan que, ¡esta MAP estaba más pelada! Me citan
y luego me corrigen, pero me citan. ¡Me encanta hacer esto en español!
Una entrevista de Tamara González Durán, corresponsal Internacional de Subterránea en colaboración con la redacción de Subterránea en España.